Capítulo 3: Cero, mi número favorito

Bien, ahora toca lo difícil... ¡escapar! Vamos a ver, vamos a ver... ¿tengo todo lo necesario para sobrevivir?
No.
Vale, empezamos mal. Quizás haya más suerte la próxima vez.
Menuda suerte la mía, ¿y ahora qué se supone que voy a hacer? Ya sé. Iré a donde van los giris a visitar cosas, y me meto por ahí y les pido algo de dinero. A ver qué tal voy de inglés...
"Jelou, ¿guat yu neim? Mi naim ... was... me..."
Vale, lo de escritura lo dejamos descartado, y lo de hablar... también.
¡Esto es un horror! Venga, voy a ponerme serio...

Entonces escuché... ¡la sirena de la policía!
Corrí como nunca, ¡¡como nunca!! Parecía que tenía alas. Lo raro es que me conseguí meter en un cubo de la basura, y... los despité.
- ¡Libre! -grité, suspirando y, a la vez, oliendo mi nuevo... perfume.
Seré libre de los policías, pero de la peste no hay quien me salve.
Misión namber guan: (número uno) conseguir darme una ducha.
Parecía uno de aquellos detectives de las películas. Tenía una idea: entraría a un polideportivo y me colaría en los baños para ducharme. ¡Nadie se daría cuenta!
Andando por las calles más deshabitadas, llegué al polideportivo. Ahora tenía que hacer lo que peor se me daba en el mundo: mentir.
- Hola, sí. Claro, hola. Eso se dice, ¿no? Bienvenidos. No, eso me lo dices tú a mi. Claro. Si.
Me di cuenta de que la estaba cagando progresivamente.
- Ah, disculpe, es mi primera vez en este polideportivo y bueno... Pues eso, a lo que iba... que hola.
- Bienvenido... ¿qué desea?
- Pues, ir a los baños.
- ¿Qué? Perdone, los baños son solamente para socios.
- ¡Ah, he dicho baños! Qué mal estoy... Si de verdad, las personas tan viejas como yo...
Me temía de lo peor. ¡Ya sabía yo que esto no podía terminar bien!
- Bueno, venga, que no tengo todo el día.
- Pues... eso, que me gustaría... formar parte del club este.
- De acuerdo, cuando haya plazas le aviso. ¿Me da un teléfono de contacto?
- ¿Cuando haya plaza? Yo quiero ya.
- Señor, ¿está bien?
- Ah, si, perfectamente. A lo que iba... pues eso, que vengo a recoger a mi niño de la natación.
- ¿Pero no venías a inscribirte en el club?
- No, no, es que si se tarda tanto pues... mejor no. Bueno que entro a por mi niño, ¿vale?
- De acuerdo...
No podía ver lo que había hecho: ¡misión cumplida! Había mentido perfectamente (bueno, realmente eso hay que dudarlo...)
Me dirigí a los baños, y ¡a ducharme! Cuando terminé y pasé por el lugar de donde había venido...
- Señor, ¿y su niño?
- Ah, pues fíjese que he llegado antes de la hora que es. Así que me voy y... ya vendrá otro de la familia a recogerlo. ¿Vale? Adiós, adiós...
- Adiós...

Vale, ya no olía peste, pero mi barriga necesitaba comida. Era el momento de la misión 2: Coger comida.

2 comentarios:

  1. Tiene usted un don para escribir fabuloso.

    Tarde o temprano; éstas interesantes entradas, le podrían hacer muy rico en dinero.

    Le felicito por su web We Game y por su distinguido blog Perdido en la niebla.

    ResponderEliminar
  2. Muchísimas gracias por tu opinión, me alegra que te haya gustado ;)

    ResponderEliminar